martes, 5 de abril de 2016

A Dafne, Garcilaso de la Vega

           SONETO XIII 
A Dafne ya los brazos le crecían,
y en luengos ramos vueltos se mostraban;
en verdes hojas vi que se tornaban
los cabellos que al oro oscurecían.

De áspera corteza se cubría
los tiernos miembros, que aún bullendo estaban;
los blancos pies en tierra se hincaban
y en torcidas raíces se volvían.

Aquel que fue la causa de tal daño,
a fuerza de llorar, crecer hacía
el árbol que con lágrimas regaba.

¡Oh miserable estado, oh mal tamaño!
Que con llorarla crezca cada día
la causa y la razón por que lloraba!
                           Garcilaso de la Vega 

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